domingo, 10 de febrero de 2013

DIALOGO CON PROCUSTO ACERCA DE LA GLOBALIZACION





















Teseo ataca a Procusto. Pintura anónima en el fondo de un killix ático de figuras rojas (440 a.c.) encontrado en Vulci. Tomado de Wikipedia fecha diciembre 2012.











En la mitología griega, Procusto (deformación de Procrustes, en griego antiguo Προκρούστης Prokroústês, literalmente ‘estirador’), también llamado Damastes (‘avasallador’ o ‘controlador’), Polipemón (‘muchos daños’) y Procoptas, era un hermoso bandido y posadero del Ática (o según otras versiones a las afueras de Eleusis). Se le consideraba hijo de Poseidón. Con su esposa Silea fue padre de Sinis. Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta, Procusto la acostaba en una cama corta y procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era más baja, la invitaba a acostarse en una cama larga, donde también la maniataba y descoyuntaba a martillazos hasta estirarla (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque ésta era secretamente regulable: Procusto la alargaba o acortaba a voluntad antes de la llegada de sus víctimas. Procusto continuó con su reinado de terror hasta que se encontró con el héroe Teseo, quien se dejó seducir y lo sedujo a su vez; pero al entrar a la choza de Procusto, lo convenció para invertir el juego: lo amordazó y ató a la cama y, allí, lo torturó para «ajustarlo», cortándole a hachazos los pies y, finalmente, la cabeza. Matar a Procusto fue la última aventura de Teseo en su viaje desde Trecén (su aldea natal del Peloponeso) hasta Atenas. Tomado de Wikipedia, diciembre 2012.

Contenido




La Globalización en la Paradoja de Danni Rodrik


“La Paradoja de la Globalización’ es un texto que enarbola un elegante y mercadeable mea culpa acerca de la globalización rampante -que fue y es básicamente una globalización financiera- al estilo del primer mundo y sus instituciones, de sus principales actores, su teoría, sus supuestos, y las creencias que permearon el pensamiento económico norteamericano y del establishment económico mundial - basado en las ideas de la teoría de expectativas racionales y la teoría financiera de los mercados eficientes, cuyas premisas versaban alrededor de las ventajas de la autorregulación de los mercados financieros y la no intervención del estado. Actualmente, los adalides del pensamiento económico se enrumba a asumir sus errores de entendimiento y percepción, partiendo de la infausta experiencia de la crisis financiera del 2007-2008[i],[ii],[iii],[iv]. En este recuento que hace Rodik fueron incontables las veces que esto sucedió, y de hecho agrupa a los hacedores de opinión económica en dos grandes grupos: los fox y los hedgehogs. Los fox (zorros) se inclinaban por políticas puntuales, para cada situación había una recomendación específica, y los hedgehogs…procedían con una gran solución para todos los problemas. Rodrik es uno de los avatares que logra sacar las manos limpias del montón[v], al darse cuenta a tiempo de que las premisas con que se ejecutaban y diseñaban las estrategias de la globalización no respondían a la realidad. La conclusión a la que llega es que los mercados tienden a convertirse en burbujas, los leverage[vi] no regulados crean riesgos sistémicos, la falta de transparencia impacta negativamente a la confianza, y las intervenciones tempranas son cruciales cuando los mercados financieros están creciendo (Rodrik, pág. xii). Luego del reconocimiento de los tropiezos anteriores, el sentimiento es a “crear nuevas instituciones y mecanismos de compensación- tales como regulador antitrust, prestamista de último recurso, una red global segura, y una democracia global-, tanto local como internacionalmente que haga a la globalización más efectiva” (Rodrik, págs. xv y xvi). Dice Rodrik que lo que se necesita es una mejor comprensión de la relación mercado-estado (gobierno); la primera idea a considerar en esta dirección es pensar que los mercados y los estados (gobiernos) son complementarios. Paradójicamente, llega a decir que los mercados funcionan mejor allí donde los estados son más fuertes[vii]. Por otro lado, hace un llamado a la flexibilidad planteando que el capitalismo tiene muchos modelos, sosteniendo que la prosperidad económica y estabilidad se puede alcanzar a través de diferentes arreglos y combinaciones que incluyan al mercado laboral, las finanzas, la gobernanza corporativa, y el bienestar social. Es que, sostiene, los mercados requieren de instituciones de carácter público y regulaciones, para que funcionen bien. Por otro lado, hay que ser flexible, y reconocer que las naciones pueden tener diferentes preferencias para establecer instituciones y regulaciones. A todo esto, el problema realmente, no es la expansión y profundización de las estructuras capitalistas que crean grandes diferencias y desigualdades, sino es más que nada, empujar la globalización, y enfrentarnos al dilema de las tres caras de la moneda: la búsqueda de la democracia, la determinación nacional, y la globalización económica. Con esta medusa analítica de tres cabezas si jalas para un lado, afectas o beneficias al otro[viii].

Es que: “The great diversity that marks our current world renders hyperglobalization incompatible with democracy” (Rodrik, pag. xix). Sin embargo, sostiene, la balanza se debe inclinar hacia la democracia:
“…democracy and national determination should trump hyperglobalization. Democracies have the right to protect their social arrangements, and when this right clashes with requirements of the global economy, it is the latter that should give away” (Rodrik, pag. xix).
Para lograr la balanza en el nuevo  recetario económico nuestro estudiado autor propone siete principios:
1.         Los mercados deben de estar profundamente integrados en los sistemas de gobernanza.  Luego de ese recorrido intelectual Rodik entiende que de una vez por todas los hacedores de opinión, economistas del primer mundo y del establishment, que el mercado y el gobierno son a la vez que opuestos, dos caras de la misma moneda. Los mercados no crean, no regulan o se sostienen por ellos mismos. Los mercados necesitan de instituciones sociales.
2.         Las comunidades políticas y la gobernanza democrática se organizan al interior de los estados naciones, y parece que así se quedaran en el futuro inmediato por lo cual pensar en una gobernanza global es irrealista.
3.         No existe una sola vía para la prosperidad.
4.         Los países tienen derecho a proteger sus propias instituciones, regulaciones y arreglos sociales. Uno de los objetivos fundamentales de la globalización que no debería confundirse es el siguiente:”Globalization should be an instrument for achieving the goals that society seek: prosperity, stability, freedom, and quality of life”[ix].
5.         Los países no tienen el derecho de imponer sus instituciones sobre otros.
6.         El propósito de los arreglos económicos internacionales debe ser para aclarar y poner en claro las reglas de tráfico para administrar la interfase entre las instituciones nacionales.
7.         Los países que no sean democráticos no pueden tener los mismos privilegios en el orden económico internacional[x].
Por mi parte, no creo pertinente para ninguna nación del tercer mundo renunciar a la democracia, la soberanía nacional, y a su identidad –siempre cambiante- como nación, por tal razón, antes que asumir la ‘globalización’ como un lecho al que nos invita Procusto para dormir, seguiré la idea de Geoffrey Ingham, en donde la globalización es “una consecuencia de la aceleración de la propagación global del capitalismo impulsada por los flujos transnacionales de dinero y capital’[xi]. Supone la extensión e intensificación de la actividad económica mundial, en donde se acelera el flujo de bienes y servicios financieros, dinero, entre los estados naciones. Para que esto suceda se han creado procesos económicos y formas de organización estableciéndose los ‘espacios de flujos’ (virtuales) antes que los ‘espacios de lugares’ (naciones), esos espacios de flujos hacen posible las cadenas de valor creadas por las multinacionales. La clave argumentativa, que por el contrario nos propone Inghman, es primero que el capitalismo funciona convirtiendo el dinero en valor de cambio, dando lugar a su motivación básica, la obtención de beneficios. Segundo- y para explicar la crisis financiera- la deuda bancaria crea dinero-capital. Tercero, los mercados de capital tienen la capacidad de disolver el capital físico y convertirlo en dinero en cualquier otro, dando lugar, a la poderosa, y flexible característica del capitalismo de ‘destrucción creativa’. Entonces siendo la intención básica la creación y control del dinero capital, las razones filípicas están fuera de lugar. De hecho, ya algunos autores perciben los efectos no deseados de la globalización[xii], y nos dicen: ‘la desigualdad ha aumentado entre y dentro de las naciones desde que entró la segunda fase de la globalización en la década de los setenta (Held, Macgrew). Hay evidencia que sugiere (i) existe una tendencia al aumento de la desigualdad de la riqueza entre los hogares de las economías capitalistas maduras, que es más pronunciada en las economías de mercado liberales, particularmente Estados Unidos y el Reino Unido; (ii) hay un crecimiento muy lento o un estancamiento de la renta real en los niveles bajos; (iii) los aumentos mayores y más rápidos de la renta están muy concentrados en la cima: en menos de 1 por ciento de los hogares; (iv) una proporción cada vez mayor de las rentas más altas comprende rentas de activos de capital y financieros, y (v) la desigualdad de las riqueza (todas las formas de propiedad, incluyendo los activos financieros y de capital) es mayor que la desigualdad de la renta y está creciendo a un ritmo mayor’[xiii] Uno de los teóricos que se unen al concierto de problemas que genera la globalización es el prestigioso economista premio Nobel, Joseph Stiglitz, que hace un diagnóstico y reconoce la desigualdad en los Estados Unidos versus el mito americano de la igualdad de oportunidades. Dice Stiglitz: “a) el crecimiento de los ingresos de los Estados Unidos en los últimos años se produce principalmente en el 1 por ciento más alto de la distribución de los ingresos; b) como consecuencia de lo anterior, existe una desigualdad creciente; c) y los que están en la parte inferior y en la parte media en realidad están peor económicamente que a principios de siglo; d) las desigualdades en el patrimonio son mayores que las desigualdades en los ingresos; e) las desigualdades son evidentes no solo en los ingresos, sino en las diversas variables que reflejan la calidad de vida, como la inseguridad y la sanidad; f) la vida es especialmente difícil en la parte baja, y la recesión ha provocado que sea más dura; g) se ha producido un vaciamiento de la clase media; h) existe muy poca movilidad de ingresos- el concepto de que los Estados Unidos es una tierra de oportunidades es un mito;  i) y los estados unidos tiene más desigualdad que cualquier otro país industrializado avanzado, hace menos por corregir esas diferencias y la desigualdad está aumentando más que en muchos otros países”[xiv].
Por otro lado, la globalización -tal como la conocemos- tiene efectos perversos en la movilización de la fuerza de trabajo internacional. Nos señala Portes: ‘El fenómeno de la migración…se sitúa en la encrucijada entre las desigualdades nacionales e internacionales y la explotación de clase. Es una manera a través de la cual los explotados contribuyen a expandir las estructuras de dominación económica y, al mismo tiempo, la forma como reaccionan a sus constricciones. Muestra cómo se perpetúa la concentración económica y la desigualdad tanto para las iniciativas de los grupos dominantes como de sus víctimas. Las transformaciones de los mercados de trabajo han hecho el trabajo mucho más interdependiente, la oferta de trabajo ‘móvil, flexible, elástica’, han estratificado internacionalmente el trabajo, con métodos cambiantes en el control del mismo donde ‘la división geográfica del trabajo…se produce en la encrucijada internacional de los procesos de trabajo’, entre los procesos de trabajo en las áreas centrales del sistema-mundial y las de la semi periferia y de las zonas periféricas”[xv] De manera que en este discurso de ‘narrativas’ y ‘sistemas de creencias’ hay gente que está jugando con el futuro de la humanidad.

Los límites de la Reflexión y del Problema


“Casi los únicos requisitos para llevar a un Estado desde la más baja barbarie hasta el más alto grado de opulencia son: paz, impuestos soportables, y una administración de justicia tolerable”.
Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, 1776.
Tomado de Cuadrado Roura, “Política Económica…” pág. 29

El Mercado y el Estado[xvi]


Hay dos elementos a destacar el rol del mercado y el rol del estado. La tradición liberal asume que el mercado – es más que una estructura nominal, con  dotes cuasi humanas y racionales- es lo suficientemente habilidoso y diestro como para regular la justa distribución de los recursos o factores, y que el  Estado solo debe estar orientado, tal como dice Smith, a crear paz, imponer impuestos soportables, y administrar la justicia de forma tolerable. En este pensamiento las economías  florecen cuando el estado no controla al mercado, la competencia maximiza la ventaja económica; de suerte que lo contrario, es decir, las barreras proteccionistas como las tarifas de importación, y las prohibiciones, reducen la competencia. Todavía existen partidarios de esta especie. Al hablar del Estado debemos pensar en sus teorías. Las teorías del estado han estado vinculadas a ideologías y filosofías políticas tales como el liberalismo y el socialismo y han dado origen a “realidades tangibles e inmediatas en la forma de organización del Estado” (Blas y García 1988, 56). En otras palabras, estas ideologías se convirtieron, durante todo el siglo XX, en principios constitutivos de formas del Estado (Ferraro, pág. 3X).  Sigue diciendo Ferraro que para la Teoría Liberal del Estado, que es la heredera de algunas de las principales corrientes del pensamiento político occidental y tiene como punto de partida la idea de que el poder político constituye un mal menor, o en otras palabras, el principio fundamental del liberalismo consiste en considerar al individuo como la sede de lo que es moralmente valioso. El Estado no es algo bueno ni malo en sí mismo, por tanto, sino solamente justificable en la medida en que protege a los individuos de cualquier amenaza a sus vidas, sus libertades y su propiedad (Ferraro, pags. ). Ferraro dice: “La concepción liberal del Estado forma las bases para el desarrollo más reciente de la segunda teoría que vamos a considerar, que se conoce como Teoría Pluralista del Estado (Smith 2006, 21). El pluralismo es, fundamentalmente, la teoría que sostiene que el poder político está disperso entre una amplia variedad de grupos sociales, antes que en manos de una élite o clase dominante. Se relaciona así estrechamente con lo que el politólogo americano Robert Dahl (1971) denominó poliarquía, esto es, el gobierno de muchos” [xvii](pags. X). Otra de las perspectivas sobre el Estado es la socialista, marxista o marxiana. La teoría marxista del Estado es una construcción teórica que no solamente intentaba interpretar el mundo, sino  transformarlo, y para los marxistas el Estado es un instrumento de la dominación de clases.  Una teoría el Estado más reciente e influyente, ha sido la teoría de la elección pública (public choice) o elección racional (rational choice). Manifiestan una antipatía frente a la intervención del gobierno, entendiendo al Estado como un ente parasitario, que amenaza tanto la libertad individual como la seguridad económica, que pretende interferir con todos los aspectos de la vida.  Piensan que se generan demandas y que se originan desde adentro de la propia maquinaria estatal; esa presión para expandirse viene de los propios funcionarios públicos, quienes buscan así seguridad laboral, salarios más altos y mejores  perspectivas de carrera. Este interés de la burocracia pública en su propia expansión se asocia con presiones, que vienen de algunas empresas y particularmente de los sindicatos, en orden a obtener subsidios y aumentos de salarios y beneficios sociales.  El Estado, entonces, no actúa para defender el interés público, según esta visión, sino para maximizar los beneficios de los propios empleados estatales o de determinados grupos sociales (Ferraro, págs. ).
¿Cómo se traduce esta discusión para nuestros propósitos? Sigamos a Giddens. Para Giddens en un texto previo a la crisis financiera del 2007-2008, el Estado no solo es el único gestor legítimo de la violencia que ejercita su voluntad en contra de los ciudadanos, sino que cumple un rol diferente frente a los desafíos del ‘europeísmo’. Dice Giddens’: “En la Europa de la guerra fría (y anterior a la intensificación de la globalización), el estado del bienestar tenía un papel muy distinto al que se necesita de él hoy en día por los  motivos analizados en este libro. Fue organizado bajo los auspicios del keynesianismo, se basaba en patrones tradicionales entre la familia y el trabajo, y sus efectos económicos integrales no entraban dentro de la lógica de su existencia. Sin embargo, hoy hay que defender enérgicamente…..la idea de que los sistemas europeos del bienestar pueden contribuir positivamente a la competitividad en un contexto postindustrial” (Giddens, 2007, pág. 262)[xviii]. Toda esta reflexión funciona como un nuevo llamado a la readecuación del papel del estado frente a las nuevas circunstancias.

 

El Sistema de Creencias de los Economistas


Planteado esto me gustaría focalizar mi atención en los puntos donde creo que Rodrik es más certero en sus apreciaciones. Rodrik identifica un conjunto de creencias que forman parte de la formación y la tradición ortodoxa de pensamiento de los economistas, y que antes que ayudar a comprender la situación obstaculizan su entendimiento[xix]. La narrativa de estos se fundamenta en las ideas de que los mercados son eficientes, las innovaciones financieras transfieren los riesgos a aquellos con mejor capacidad de asumirlos, la autorregulación es mejor, y la intervención del Estado no es efectiva ni deseada (Rodrik, pág. xii). Dice Rodrik (traducción mía) acerca de las creencias y las actitudes de los economistas:”1. En la práctica y a largo plazo, el libre comercio, será mejor que solo el progreso tecnológico; 2. Aun si el comercio crea complicaciones, la mejor forma de manejar la situación, es a través de un tipo de políticas, que no creen restricciones al propio comercio; 3. Aun cuando ciertas personas pierdan, debería ser posible compensarlas; 4. El asunto del libre comercio va más allá de la economía: es un problema moral y tiene que ver con la libertad de las personas de escoger con quien hacen negocios; 5. Los puntos de vistas en contra del libre comercio son lo suficientemente prevaleciente, así que nuestro trabajo es presentar otro punto de vista; 6. Los proteccionistas harán lo posible por no dejar pasar la información, las notificaciones a las partes interesadas de participar en el mercado; 7. Además las argumentaciones vacuas simplemente confundirán a las personas”[xx]. Pero tal parece ser que no solo es Rodrik[xxi] el  único que ha acometido el camino de auto reflexionar sobre los supuestos fundamentos de su quehacer práctico e intelectual; lo cierto es que se están modificando muchos de los supuestos de la ortodoxia económica que de acuerdo a Arias y Costas estaban muy influenciados por la dinámica expansiva de los mercados financieros mundiales. Arias y Costas señala dos textos paradigmáticos que promovieron la nueva reflexión, el primero “Rethinking Macroeconomics Policy”, y el otro “Capital Inflows: The Role of Controls” ambos del Fondo Monetario Internacional (2010)[xxii]. En el primero se señala como objetivo la revisión de los dogmas de la profesión tales como la “obsesión por la baja inflación, la defensa de las políticas fiscales pasivas o la creencia en la inexistencia de cualquier implicación macroeconómica de las normas de regulación financiera” (Arias y Costas, pág. 211), y en el segundo texto, se hace referencia a los dogmas concernientes a la liberalización y apertura de las cuentas de capital, en donde se defiende la imposición de controles para hacer frente a los efectos desestabilizadores de los flujos de capital a corto plazo (ver Arias y Costas, pág. 212). En general, la ciencia económica está abriéndose a nuevas perspectivas  tales como la neuroeconomía: “El propósito de la economía es analizar instituciones tales como los mecanismos de comercio, las estructuras de las organizaciones, y preguntarse como esas estructuras median el interés de los diferentes agentes económicos. Este análisis es útil independientemente de las preferencias de los individuos”.[xxiii] Sin embargo, dicen Gul y Psenderfer, no provee con certeza como las personas toman decisiones tanto económicas, o en situaciones estratégicas. Llama la atención uno de los experimentos citados por estos científicos: “En un estudio publicado en la más reciente revista Journal of Science, el Dr. Cohen y sus colegas, incluyendo el Dr. Alan G. Sanfey de la Universidad de Princeton, tomaron imágenes del cerebro mientras los sujetos jugaban el juego del ultimátum, un test de justicia (fairness) entre dos personas. En el juego del ultimátum, al primer jugador se le da un total de 10 libras esterlinas en efectivo. Entonces debe de decidir cuánto le dará al segundo jugador. Puede darle 5 libras esterlinas, la propuesta más justa, o menos que eso dependiendo lo que él piensa que puede dar. Si el segundo jugador acepta la oferta, el dinero se reparte de acuerdo a lo establecido. Pero si se rechaza la oferta, ambos jugadores se van sin dinero. Solo se hace una vez, y los jugadores nunca vuelven a verse. El Dr. Cohen dijo que la mayoría de los segundos jugadores no aceptaban una oferta menos de 2 ó 3. Preferían castigar al primer jugador antes que sentirse engañados, “pero esto no tiene sentido en términos económicos”, “tu estas mejor con algo que con nada”.[xxiv] Otra de las áreas en expansión es la corriente institucionalista creada por Douglas North. De acuerdo a North para lograr una actuación económica positiva se debe estructurar la interacción humana de forma tal que premie la actividad productiva. Las instituciones son las estructuras que ofrecen incentivos en la sociedad y por lo tanto es necesario entender ‘cómo funcionan’ y por qué trabajan de manera ‘imperfecta’ …“Las instituciones están conformadas por regulaciones formales, restricciones informales, y características de reforzamiento. Las regulaciones formales son la constitución, las leyes, los reglamentos, y las regulaciones; las restricciones formales son las convenciones, normas de conducta, las restricciones de conducta autoimpuestas. El reforzamiento es por un lado de primera persona (auto impuesto),  de segunda persona (venganza), o de tercera persona (que resulta de la presión de los compañeros, hasta la coacción gubernamental). Todos estos elementos juntos conforman la manera en que se juega el juego”. ( Artículo de Douglas North: “Capitalism and Economic Growth”, en Nee, 2005, págs. 42-43, traducción mía).

Made in Japan or elsewhere


Rodrik nota que el mundo estaba gobernado por los compromisos de Bretton Woods (BW) hasta los años setentas. Este multilateralismo permitió a los policy makers enfocarse en las necesidades sociales y de empleo, mientras los países se recuperaban de los estragos de la Segunda Guerra Mundial, y lograban participar en el comercio mundial. Sin embargo, ya para los años setentas, los capitales se hicieron más móviles y devino la crisis del petróleo, cosa que trajo como consecuencia el alejamiento de los compromisos de BW. Esto trajo un nuevo enfoque con relación a las restricciones de las importaciones, los controles de los mercados de capital se removieron, y se implanto una presión a las naciones subdesarrolladas para abrirse al comercio e inversión internacional.

La Gobernanza Global


Para Held[xxv] el problema de la gobernanza no solo se presenta en el mundo financiero sino que existe en el medio ambiente, en la salud, en los asuntos militares, en definitiva en todo el orden institucional establecido luego de la Segunda Guerra Mundial[xxvi]. Asume que el mundo esta y seguirá profundizando su interconexión y que esas fuerzas que empujan a la globalización no se detendrán[xxvii]. En este contexto más general, Held identifica tres problemas globales: a) el cambio climático, la biodiversidad, la pérdida de ecosistemas; b) los asuntos de la pobreza, conflictos, enfermedades; c) regulaciones de armas nucleares, residuos tóxicos, derecho de propiedad intelectual, comercio, finanzas, etc. Ante todo se plantean situaciones que son recurrentes en todos estos espacios internacionales y que ponen sobre el tapete la rendición de cuentas, la regulación y el cumplimiento. Para enfrentar a estos problemas entiende que es necesario desarrollar una plataforma valorativa que permitiría asegurarse de que los actores tomen las decisiones que más le conviene a la humanidad. Estos valores son: solidaridad, justicia social, democracia y eficacia política. Un postulado básico que sustenta la formulación, diseño y creación de una nueva institución que gestionen estos problemas es la comparación de los costes en la puesta en marcha de estas estructuras institucionales comparadas con los costes de la inacción. Dice Held con relación a la creación de una nueva ‘arquitectura financiera’ (como dirían Arias y Costas): “Cálculos similares se han realizado también en áreas de estabilidad financiera internacional, régimen comercial multilateral y paz y seguridad, todos los cuales mostraron que los costes de la deficiente provisión de bienes públicos globales son extremadamente grandes y mayores, por un margen significativo, que los costes de las medidas políticas correctoras” (Held, pág. 144).

Los Problemas de la Gobernanza Global


¿A qué llamamos Gobernanza?


En 1989, la gobernanza, para el Banco mundial era “el ejercicio del poder político para gerenciar los asuntos de una nación”. Se propone, por tanto, concentrarse a partir de ese momento la “construcción de capacidades” (building capacities), lo que supone, entre otras cosas, una mejora de la eficiencia de la administración pública. (Ferraro, pags.x ). En sucesivos informes del Banco Mundial se va redefiniendo el concepto en nuevas dimensiones sin lograr establecer una clara distinción entre cuestiones técnico-administrativas y cuestiones normativas en torno al concepto de gobernanza, no obstante el concepto comienza a ejercer una gran influencia sobre del discurso y la práctica de la promoción del desarrollo económico desde principios de los años noventa. Dice Ferraro: “El concepto de gobernanza viene a operar, en realidad, como una “palabra clave” para una nueva perspectiva crítica sobre los presupuestos teóricos que animaron a los programas de ajuste estructural. Estos programas, recomendados como instrumentos de la política de desarrollo económico en las décadas de 1980 y 1990 por las dos grandes instituciones financieras internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional) estaban fuertemente influidos por los principios de una corriente del pensamiento económico, la economía política neoclásica y fueron sostenidos políticamente por las corrientes denominadas “neoliberales”” (Ferraro, pág. 77).


 El Diagnóstico


Held encuentra cuatro problemas. Primero, no existe una división clara entre las responsabilidades de los organismos internacionales. Sus funciones se superponen, entran en conflictos, sus metas y objetivos son confusos. De hecho hay organizaciones que compiten entre sí, y paradójicamente tienen participación en los diferentes aspectos de la elaboración de las políticas públicas mundiales. Segundo, es que la solapación y el enfrentamiento, la falta de acuerdo produce inercia, y el coste de la inacción. Tercero, no existe una clara demarcación entre lo que es lo internacional y lo domestico. No existe una comprensión, un entendimiento de lo que son los problemas globales (cambio climático, perdida de la diversidad). Y cuarto, los ‘desequilibrios de poder entre estados’ (pág. 156), incluso teniendo pertenencia al organismo se presentan problemas de representación por cuota u otra. Como por ejemplo: “tener un asiento en la mesa de negociaciones de una importante organización intergubernamental (OIG) o en una conferencia de mayor rango no garantiza una representación efectiva. Porque incluso si la paridad es respetada en la representación formal, a menudo se da el caso de que las delegaciones de los países desarrollados son más grandes y cuentan con el asesoramiento de expertos negociadores y técnicos, mientras que los países más pobres, a menudo están representados por delegaciones unipersonales, o incluso varios países se ven obligados a compartir un único delegado” (pág. 157) todos estos problemas de gobernanza los agrupa en dos grandes tipos de problemas: el de capacidad y el responsabilidad. Es que, piensa Held,  que las instituciones actuales son insuficientes para hacer frente a los riesgos que genera el sistema. Además de la existencia de la fragmentación institucional y la competencia entre estados, del solapamiento de funciones, y la falta de recursos necesarios. La falta de responsabilidad la adjudica a un gran déficit en el asunto de la rendición de cuentas y la inclusión (Held, pág. 179).

La Gobernanza Financiera


¿Qué se ha puesto en juego en la pasada crisis financiera mundial? (Held, pág. 181) Pues una incapacidad para aliviar los riesgos sistémicos, una excesiva confianza en los mercados, una poderosa autoridad privada de los actores privados, etc. La respuesta de Held es consecuente a la reflexión que antecede, en términos de capacidad y responsabilidad. Veamos, ¿Cuáles son las instituciones financieras existentes en la actualidad? La Organización Internacional de Comisiones de valores, que gestiona las bolsas de valores; el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad, que busca establecer normas de contabilidad; el Grupo de Acción Financiera Internacional, que lucha en contra del blanqueo de dinero; el organismo Internacional de Supervisores de Seguros, que trabaja con las aseguradoras; y el comité de Supervisión Bancaria de Basilea, para la regulación bancaria. Existen otras instituciones pero con escaso impacto como el Banco de Pagos Internacionales, y el Foro de Estabilidad Financiera. La capacidad de guiar de estas instituciones es muy pobre y escasa, y como vemos hay mucha fragmentación. Son organizaciones reactivas, que generan acuerdos vía comunidades políticas informales. Por asombroso que parezca, una institución como el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad, reflejan las iniciativas del sector privado. Por supuesto que ha habido logros sobre todo en los temas de la “limitación de la competencia de regulación financiera entre estados, la provisión de liquidez de emergencia, la ocasional coordinación de políticas monetarias y la lucha en contra del blanqueo de dinero”….ha sido sintomático la incapacidad para detectar o tomar medidas relacionadas a los riesgos financieros globales (Held, pág. 183). El asunto de la responsabilidad es llamativo, y los casos de impunidad altamente alarmantes.  En general se han manifestado las consecuencias de la contracción del comercio mundial, el deterioro de las condiciones comerciales, y aumentos significativos en los costes de financiamiento.
Los autores Arias y Costas piensan la reforma financiera presentando tres caminos; El primero, no hacer nada; el segundo, introducir una nueva arquitectura financiera- que tendría todas las dificultades de enfrentar los problemas presentados por Held en los párrafos antecedentes-, y el tercero, la reintroducción de mecanismo de control de país o región (Arias y Costas, 2011, pág. 216). La percepción de estos autores es que podría pasar algo, aunque los grandes protagonistas del problema hagan el intento de no hacer nada, y la razón la encuentran en la presión social. La segunda opción, debe proveer de orden y confianza y seguridad al sistema. Esta parece ser la mejor solución, y la más coherente.  Dos responsabilidades importantes, en esta propuesta de reforma financiera y gobernanza global, la de ser el prestamista de último recurso, y ser el garante del libre comercio. La tercera opción supondría una desglobalizacion financiera, que podría pensarse en dos direcciones: a) aparición de legislaciones diferenciadas entre países; b) uso de instrumentos específicos que restrinjan las operaciones transnacionales (Arias y Costas, 2011, pág. 228).

Cuadro distintivo de la Gobernanza local en la República Dominicana donde se evalúan las categorías de voz y responsabilidad, estabilidad política y ausencia de violencia, efectividad gubernamental, calidad regulatoria, rule of law y control de la corrupción, en el periodo 1996-2011. Se lee de arriba (1996) hacia abajo (2011). Se utilizó la base de datos del Banco Mundial.

El dilema de Teseo frente a la Globalización


El otro lado de la moneda: Globalización y Pobreza



El Caso de las Zonas Francas en la República Dominicana


La Democracia, los Movimientos Sociales y la Sociedad Civil en la República Dominicana


 Teseo matando a Procusto (killix del siglo V a. C. Museo británico). Tomado de Wikipedia, diciembre del 2012.
Entre 1960 y 1980 la RD cambió dramáticamente sus ámbitos político, económico y cultural; de una economía campesina de exportación se pasó a una economía urbana orientada a la exportación de servicios. La emigración dominicana hacia los Estados Unidos de América[xxviii], a su vez, había alterado la dinámica del mercado de trabajo local y la misma economía campesina; así acaeció un proceso de tercerización de la economía importantizándose el consumo improductivo, a la vez que se creaban brechas más grandes de desigualdad social. En este contexto, surgía un nuevo proletariado urbano vinculado al sector terciario e informal, y que añadido a los contingentes del ejército de reserva crearon las condiciones para la revuelta popular del 1984. A partir de este momento la iglesia comienza a jugar un papel protagónico en los espacios de la sociedad civil y se crea una gran desconfianza en los partidos. Ya en los primeros años de los noventas el sistema de partidos confronta grandes problemas para agenciarse una representación legítima en la mediación entre el estado, los trabajadores y el movimiento popular organizado, cosa que cambia en 1994[xxix]. Por otro lado, Leopoldo Artiles[xxx] nos señala la relación de los movimientos sociales, sus procesos de institucionalización y su conexión con las ONGs: “A finales del ochenta, en el 1989 básicamente cuando se produce la consagración del nuevo código laboral. Los noventas, precisamente, constituyen el inicio de una transformación de los movimientos sociales dominicanos, que se había, de alguna manera manifestado en los años ochenta, ¿Por qué? Porque los años noventa son los años de la institucionalización de aquellas fuerzas que participaron fundamentalmente como protagonistas en los ciclos de protestas de los años ochenta; las personas que conformaban las organizaciones que participaron en esos momentos en las movilizaciones de los ochenta, en los noventas, empiezan a integrarse cada vez más a un esquema de ONG’s; y las ONG’s en los años noventa, parecieran ser las que, de alguna manera, recuperan el aliento de  las organizaciones populares movilizadas en la década de los ochentas; o sea que en RD, lo mismo que en otros países, podemos ver como los movimientos sociales de alguna manera cumplen con este famoso ciclo de movilización/institucionalización…..En los ochentas a pesar de todo….es un momento de clímax, de punto alto de la participación y protagonismo de los grupos populares, revela también una limitación…. De ser organizaciones que tiene fuerte raigambre territorial, pasan a rebelarse como organizaciones que tiene un pliego de demandas que parecen un pliego de demandas típicas de partidos nacionales”. De manera que la trayectoria histórica seguida de las organizaciones y los espacios de la sociedad civil dan cuenta de un auge de organizaciones sindicales, una vez Antonio Guzmán[xxxi] asume el poder; luego la sociedad dominicana se somete a profundos cambios estructurales, teniendo como momento paradigmático, para el caso de los movimientos sociales de base, la revuelta de abril del 1984. Ya en los años ochenta se puede hablar de la constitución de la sociedad civil como actor en esa configuración histórico e institucional, que da pie a procesos de institucionalización.  Para el caso de las reformas estructurales, económicas y políticas todas las nuevas regulaciones, que se instituyen en los años noventa, como efectos de los procesos globalizantes, traen como resultado el decrecimiento del impacto de las organizaciones sindicales por efecto de falta de representatividad hacia los nuevos actores en formación, al igual que el decrecimiento del impacto de los movimientos sociales, sometiéndose la sociedad dominicana a un proceso profundo de recomposición y que abre el espacio a la creación de nuevas situaciones y formas de representación de sujetos. En este proceso de rearticulación societal, como ya dijimos, el sindicalismo pierde fuerza y los partidos abandonan sus proyectos de cambios sociales convirtiéndose en mediadores electorales. Con relación al fortalecimiento institucional se observa los cambios en los procesos electorales y la reforma de la justicia, que trajo como consecuencia la transparencia en el proceso de elecciones y el respeto a las leyes vigentes, la independencia del poder judicial, y una mayor receptividad del poder judicial a las demandas ciudadanas. Considerando los aspectos de la democracia dominicana y el fortalecimiento de la sociedad civil, los años noventa trajeron la ruptura al bipartidismo, cambios el sistema político como resultado de las elecciones del 1994, la proliferación de organizaciones comunitarias, establecimiento de redes entre OSC, estado, organismos internacionales. Por el lado del fortalecimiento institucional se observa los cambios en los procesos electorales y la reforma de la justicia, que trajo como consecuencia la transparencia en el proceso de elecciones y el respeto a las leyes vigentes, la independencia del poder judicial.[xxxii] En la actualidad, ¿qué pasa con la sociedad civil?  “La sociedad civil hoy, contrario a lo que fuera cuando se manifestó en los ochentas y los noventas, que se manifestó como una fuerza propulsora de cambios y transformaciones institucionales, la sociedad civil hoy ya aparece funcionando como un dato incorporado al funcionamiento normal de la sociedad. Ahora, es quizás por eso, de que es ya un dato incorporado al funcionamiento normal de la sociedad, que hoy día podríamos tener la impresión de que la sociedad civil pasa por momentos de debilidad, y que pasa hasta por momentos de deslegitimación, tanto conceptual como discursiva y social, en la medida en que durante la segunda mitad de los noventas y el primer lustro del siglo XXI, las voces de la sociedad civil parecen estar monopolizadas, por algunos actores claves ligados al empresariado, o ligados a determinadas instancias de la cooperación internacional de una manera muy evidente; entonces quien reduce la sociedad civil a este tipo de manifestación, estaría cerrándola a dinamismos que se están dando hoy día, pero de manera, lamentablemente muy dispersa en todo el territorio nacional”.[xxxiii]

 

¿Por qué la importancia de la Sociedad Civil?


Como lo hemos señalado anteriormente, con la rearticulación de la sociedad dominicana frente a los procesos de globalización, los actores, por ejemplo, sindicales pierden fuerza representativa y aparece la denominada sociedad civil. Rastreando el surgimiento de la sociedad civil encontramos que en marzo del 1999 el Centro Montalvo organizó un análisis de coyuntura denominado “Sociedad Civil y Partidos Políticos”, en donde miembros notables como Rafael Toribio, Denis Manzanillo y  OSCs tales como Alianza ONG analizaron las fortalezas, debilidades y características del sector. Se señalaba como gran problema la falta de representatividad de la sociedad civil, adicionado a la diversidad de intereses que pugnaban en su interior y que daban un sesgo de representación al sector, entendiéndose por esto a los personajes públicos, grupos económicos, universidades, o entidades que intentaban absorberla, y que dejaban fuera a los que realmente no tenían representación, tales como campesinos, amas de casas, ciudadanos comunes y corrientes (Pág.23), lo cual dificultaba las posibilidades de expresar sus intereses.  Este nuevo sujeto demandaba un proceso de construcción de una identidad y el reconocimiento de nuevas reglas de juego: “a las organizaciones de la sociedad civil dominicana para consolidar y/o constituir espacios de articulación y coordinación interinstitucional a partir de la autorregulación, así como el fortalecimiento de sus relaciones con el estado y el empresariado, asimilando las nuevas reglas de juego asociadas al concepto de desarrollo humano sostenible, el cual propende por la instauración de una cultura participativa apoyada en los valores muy diferentes a los que rigieron en el contexto anterior”.  ¿Por qué surgía este nuevo actor? En general había un consenso alrededor de las carencias del sistema de la democracia representativa, y de preocupaciones como la constitución de la voluntad nacional, el funcionamiento del régimen político, y la participación ciudadana. Por eso ya se pensaba que la sociedad civil encajaba como respuesta a una necesidad, a una nueva forma de gobernar a través del diálogo, la concertación, sobre la base de la equidad, y el respeto a los derechos (Pág. 8). Se reflexionaba que para construir la gobernabilidad democrática se necesitaba por lo menos dos factores: la voluntad política y la confianza entre los actores. Una distinción necesaria era que la sociedad civil se diferenciaba de la sociedad política en que no busca el poder político, lo que busca es ser “bien gobernados”, democratizar la democracia, y contribuir a una gestión de inclusión (Pág. 9). Se puntualizaba el fortalecimiento democrático, así como el hecho del crecimiento de las organizaciones de la sociedad civil, sobre la base de su relación con la sociedad política, su articulación y relación con el estado, y los mecanismos de dicho relacionamiento. Se afirmaba que la sociedad civil se fortalecía con su pluralismo, autonomía, capacidad de definir y defender sus intereses (Pág. 9),  y esto tenía impacto en el régimen político: “Una democracia madura, implica un estado y una sociedad civil fuertes, que se relacionen continuamente, se controlen mutuamente y negocien entre si -Pág. 10-…. Este relacionamiento de la sociedad civil con el estado, es fundamental para establecer hasta donde la sociedad civil está contribuyendo a fortalecer y profundizar la institucionalidad democrática, con procedimientos democráticos, pluralismo y transparencia en sus acciones; buscando la equidad y combatiendo la corrupción. Hasta donde esta sociedad civil se apoya en el diálogo y la concertación y opera sobre reglas de juego claras; como demanda participar y como asume su responsabilidad en los espacios compartidos. O si por el contrario, contribuye a mantener la cultura vertical, no participativa, no transparente, predominante en niveles incipientes o restringidos de democracia. El análisis de este relacionamiento, permitirá además, identificar necesidades de fortalecimiento para cumplir este rol de forma satisfactoria”. Et. al. “Contribución…”, págs.

Una Economía orientada por y para la vorágine del Consumo


Algo que yo creo que los economistas dejan de lado son las reflexiones acerca del dominio del consumo, en tanto que conductor de la conducta económica de los ciudadanos. Al parecer las acepciones tradicionales del consumo están vinculadas a las ideas de modernidad de una sociedad industrial. El consumo tiene una escala, como dice Touraine (2006), que va desde los bienes indispensables (alimentación, los que implican un mayor nivel de libertad, tal como el vestido o la vivienda), o se entiende como expresión social, interpretándose que mi tipo de consumo refleja mi posición en la sociedad. Los teóricos que entendían que existía una relación muy estrecha entre modernidad y racionalización,  demonizaron la sociedad de consumo. Ahora bien, y por un lado, nuestra idea actual estuvo asociada a la reflexión tranquilizadora de Weber-por su ascetismo- que tendía a rescatarnos vía la ciencia y a la razón objetiva; y por otro lado, esa idea de consumo tuvo la impronta cristiana del renunciamiento, de la vida simple, la desconfianza de los placeres, el control de nuestros deseos, para ser buenos padres, buenas madres, buenos trabajadores. Eso incluso se mantuvo treinta años después de la Segunda Guerra Mundial en donde se lograron tasas altas de ahorro y de inversión. Para Touraine, el año 1968 es aleccionador pues entiende de cómo en Europa Occidental se da un giro hacia una sociedad de consumo. Ahora bien, ¿Qué es lo importante de esta reflexión y lo nuevo? , y en otra dimensión del análisis, ¿Qué es lo atractivo y seductor de la idea del ‘crecimiento económico’, y de la ‘globalización’? Es que, mientras más consumes más te sientes realizado, mas necesidades se crean; si destruimos el estado de bienestar-por su supuesta incapacidad de responder a un mundo más abierto y globalizado -, debes de pensar en tu futuro, en la vejez, invertir para cubrir la incertidumbre del futuro, y si de eso se trata entonces  la economía debe suplir todos los deseos de tu realización personal, suplir tus inseguridades; en palabras de Touraine: “el consumidor se separa de su lugar dentro del orden social, es decir, el actor se separa del sistema. El ingreso en la sociedad de consumo, más que cualquier otro cambio social, significa salir de la sociedad moderna, ya que lo que mejor caracteriza a esta es la circunstancia de que la conducta de los actores está determinada por el lugar que ocupan en el proceso de modernización, pues los actores adelantan o retroceden, ascienden o descienden. Bruscamente este armazón social y económico de la conducta se descompone y el actor se sitúa en relación consigo mismo y con los mensajes emitidos por un vasto público o por el hecho de pertenecer a grupos restringidos primarios (cursivas mías, GP).” (Touraine, 2006, pág. 144).

 

Las Creencias y la Legitimación de la Dominación Social


Dice Ingham que el debate sobre la legitimación del capitalismo es muy amplio y se hace unas preguntas para orientar su atención: “¿Es posible aislar una serie de creencias distintiva que explica y justifica las relaciones sociales capitalistas, es decir, las relaciones de propiedad y el mercado contractual de cambio?  Y, segunda: ¿En qué medida está implicado el Estado en la propagación de estas creencias? “. La tradición marxista ha jugado un papel protagónico en esta reflexión, e Ingham agrupa las ideas en tres respuestas. La primera idea que cuestionan los marxistas es que la combinación del liberalismo económico y político oculta la explotación en el capitalismo. La idea de la ‘libertad perfecta’ (Smith), que se le adjudica a los contratos, oscurece la relación entre las partes contratantes (el patrón y el obrero). Otro argumento puesto a prueba es el que la mano invisible imparcial del mercado, realmente no es imparcial. La segunda idea, son aquellas argumentaciones que enmascaran la injusticia y la desigualdad, (tales como la constatación de la pobreza, GP). El tercer grupo de ideas, apunta hacia la legitimación del sistema capitalista luego de la Segunda Guerra Mundial, donde los economistas del establishment hablan del pleno empleo y el bienestar social, y los incrementos en la renta. Los partidos políticos y movimientos sociales se ampararon en uno u otro enunciado, pero en definitiva el sistema capitalista ha sobrellevado a sus más tenaces críticos. Explica Ingham: “en los términos del marxista italiano Gramsci, la estabilidad de la sociedad capitalista se mantiene por la ‘hegemonía’. Es decir, la masa de la población no apoya activamente la ideología capitalista; antes bien, ‘consciente’ implícitamente el sistema presente como estado de cosas normal y natural porque la han neutralizado, de una u otra manera para concebir una alternativa “, y concluye el acápite diciendo: “Efectivamente, la legitimación de las economías capitalistas es en buena medida una consecuencia del hecho de que se combinan con sistemas políticos que se basan en la libertad individual, los derechos democráticos y lo que Weber denominó la legitimación racional-legal” (Ingham, 2010, Págs. 220-222).

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[i] En este texto de carácter divulgativo, Danni Rodrik, utiliza la los conceptos de ‘narrativa’ (ver cita 2)  y ‘sistemas de creencias’ (aunque no es de su interés explicar su procedencia), y esto le permite, hasta cierto punto, distanciarse de la práctica usual de determinados economistas de trabajar con argumentaciones y presuposiciones pre científicas y pseudo-objetivas. De suerte, que nos encontramos en el fáustico y clásico dilema de la ideología (ver cita 3)  o la ciencia (ver cita 4), sin embargo, este asunto no constituye una preocupación para Rodrik.
[ii] Al hablar propiamente de ‘narrativa’ (Foucoult), se plantea la articulación y elaboración de un discurso del poder de determinados agentes, que se las agencian, para construir teorías, hacerlas legítimas, y luego imponer su voluntad sobre los otros.
[iii] Existe toda una extensa literatura acera de las ideologías y de su importancia en la dominación política, muy lejana a la discusión propuesta aquí por Rodrik y que explicaría una intencionalidad diferente en la formulación de políticas económicas y sociales. Sin entrar en las precisiones del problema de las ideologías mencionaremos lo que Touraine piensa acerca de lo ideología modernistas:” La ideología modernista que corresponde a la forma históricamente particular de la modernización occidental no triunfó solamente en el dominio de las ideas con la filosofía de la ilustración. Esta ideología dominó también la esfera económica, en la que tomo la forma de capitalismo, que no puede reducirse ni a la economía de mercado, ni a la racionalización. La economía de mercado corresponde a una definición negativa de la modernidad, significa la desaparición de todo control holista de la actividad económica, la independencia de esta de los objetivos propios del poder político o religioso y de los efectos de las tradiciones y de los privilegios” (Alain Touraine “Critica de la Modernidad”, pág. 31). Sigue diciendo Touraine: “Anthony Giddens da una imagen vigorosamente integrada de la modernidad, concebida como esfuerzo global de producción y de control cuyas cuatro dimensiones principales son el industrialismo, el capitalismo, la industrialización de la guerra y la vigilancia de todos los aspectos de la vida social. Este autor incluso agrega que la tendencia central del mundo moderno lo impulsa hacia la globalización creciente (subrayado mío), que toma la forma de la división internacional del trabajo y de la formación de las economías mundiales, pero también la forma de un orden militar mundial y del refuerzo de los estados nacionales (cosa que habría que repensar, GP) que centralizan los sistemas de control” (Alain Touraine “Critica de la Modernidad”, pág. 35)
[iv] Para hablar de ciencia, Marx entendía que había que tomar partido – asumiéndose como una estrategia metodológica fundamental-, y declararse a favor de los desfavorecidos proletarios. Por otro lado, y más adelante, Max Weber entendería que lo importante era mantenerse neutral del objeto a investigar y construir tipos ideales. Así mismo, De aparecer en el texto los asuntos laborales, sindicatos o estándares laborales (labor, union, labor standards) son concebidos como restricciones de los estados naciones a los procesos de liberalización del mercado, por supuesto, a considerar dentro del marco de expansión y/o profundización de los procesos de globalización.
[v] Asi lo hace Samuelson, Krugman, Alan Blinder, Martin Wolf, etc.
[vi] Cualquier técnica utilizada para multiplicar ganancias  ó pérdidas.
[vii] Una idea que podría insinuar la pertinencia de cierto tipo de regímenes no democráticos.
[viii] La idea es que en realidad hay tres opciones. En la primera opción, se restringe la democracia en aras de minimizar los costos de transacción internacionales, sin poner atención a los impactos económicos y sociales que puede traer la globalización. En la segunda opción, se puede limitar la globalización y tener la esperanza de que esto traerá mayor legitimidad democrática,  o en la tercera opción, podemos globalizar la democracia perdiendo la soberanía nacional. Cualquiera pierde el sueño con estas opciones. ¿Qué tal si construyo otras opciones?
[ix] Dice Rodrik: “La globalización debería ser un instrumento para alcanzar los objetivos que la sociedad busca: prosperidad, estabilidad, libertad, y calidad de vida”, (Rodrik, pág. 240. Traducción mía.) Es como recordar un recurso ético poco popular en estos ambientes, que realmente versa en la obtención clara y llana de beneficios. Así mismo, la formulación remite a la discusión del sistema económico como un fin o como un medio, de donde se deduce que ningún sistema económico es plenamente satisfactorio. Véase juan R Cuadrado Roura, “Política Económica. Elaboración, objetivos e instrumentos”, McGraw Hill, 4ta edición, 2010, pág. 26.
[x] Para Arias y Costas, Rodrik es uno de los economistas que han asumido la reflexión de que los países que le fue mejor en el manejo de la crisis tenían criterios moderados y selectivos y eso les permitió que los impactos en su crecimiento no fueran tan significativos: “La argumentación de este Profesor de Harvard, y uno de los más reputados expertos en desarrollo, es tajante. Apuesta sin disimulo por una mayor segmentación de los mercados de capital, y el consiguiente retroceso de la globalización financiera en este campo. Las razones que da Rodrik son poderosas. Por un lado, la necesidad de reducir la vulnerabilidad a los cambios repentinos e imprevistos en el sentimiento de los mercados. Por otro, los efectos positivos que se derivan de evitar que la entrada de dinero caliente impulse excesiva y artificialmente el tipo de cambio propio, alterando las condiciones de competitividad. O incluso, la necesidad de salvaguardar las diferencias entre los modelos financieros nacionales, donde las tendencias a la uniformidad pueden traer como consecuencia la perdida de entidades que a determinados países le sean muy necesarias….La conclusión de Rodrik es que más globalización no es mejor globalización” (pág. 238, subrayado mío).
[xi] Ingham, Capitalismo, pág. 246.
[xii] Una postura más radical hacia la globalización es la de Ingham- entre otros. Dice este autor: “....en realidad, la globalización, del dinero es, en efecto, una <<dolarización>>. En efecto, se puede argüir de forma convincente que la <<globalización>> no es más que la expresión y la consecuencia del poder conjunto del estado estadounidense, sus corporaciones multinacionales y transnacionales y, sobre todo, sus bancos de inversión en Wall Street (Gowan, 1999; Rosenberg, 2000, 2005; Callincos, 2003. Citado de Geoffry Ingham, Capitalismo, 2010, pág. 253).
[xiii] Ingham, Capitalismo, pág. 255.
[xiv] Stiglitz, “El precio de la Desigualdad”, pág. 72.
[xv] Portes, Sociología Económica…pág. LX. Un aclarando importante es que Portes hace un recorrido de 200 años de historia migratoria y acoge el esquema teórico de la teoría del sistema mundial entendiéndolo como el intercambio desigual y los arreglos entre el centro y la periferia que llevan a su reproducción.
[xvi] Dice Ferraro (“Reinventado…”, sin fecha) que “el concepto de Estado se trata,…, de un tipo particular de organización política, cuyos primeros antecedentes tienen lugar en Europa durante el siglo XIII y que se consolida hacia fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. La organización política que asume la forma del Estado tuvo presupuestos y determinantes propios de la historia europea, pero desde el siglo XIX se separa de estas circunstancias concretas y se extiende progresivamente al resto del mundo, con mayor o menor éxito” (págs. 32).
[xvii] Una visión más crítica de las democracias contemporáneas, en cambio, ha sido presentada a partir de esta misma perspectiva por los neo-pluralistas, que destacan la mucha mayor influencia (ejercida de forma ilegítima) por las empresas sobre cualquier gobierno, sin importar la orientación ideológica de éste. Los neo-pluralistas no consideran que los empresarios sean una élite en el sentido clásico, capaz de manipular el gobierno en todas las áreas, ni mucho menos que sean una clase dominante, pero reconocen con todo que las democracias liberales contemporáneas son poliarquías imperfectas, en las que los empresarios ejercen una influencia pre-dominante, sobre todo respecto a las decisiones de gobierno ligadas con la economía Las dos figuras más importantes del pluralismo, en su etapa fundadora anterior a la Segunda Guerra Mundial, fueron Harold Laski y John Dewey.  (Ferraro, págs. ). 
[xviii]Lo interesante de esta cita es que sitúa un interés de ajustar el rol del estado previo a la crisis financiera internacional. Sin embargo, luego de la crisis, se proponen cambios orientados a la conformación de organismos reguladores inexistentes y especializados en el área de las finanzas internacionales (como por ejemplo los prestamistas de último recurso). Luego que pasa los estertores de la crisis financiera ese tema deja de tener la importancia anterior.
[xix] Arias y Costas hacen referencia anecdótica a la pregunta de la Reyna de Inglaterra Isabel II, ¿Por qué los economistas no fueron capaces de advertir el desastre que venía?,  para poner sobre el tapete la actitud pasiva y de wishful thinking de los expertos economistas frente a situaciones que presagiaban la crisis financiera del 2008 (“La Torre de la Arrogancia”, pág. 137).
[xx] Rodrik, ídem, pág. 64.
[xxi] Rodrik es uno de los autores que se ha dado cuenta de que los países que se han beneficiado más de la globalización, tales como China, India y Vietnam, no siguieron las orientaciones liberales de las instituciones internacionales teles como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ver Held, pág. 147. Parece que la relación entre el crecimiento, la apertura económica y la liberalización no es tan significativa como creían los liberales.
[xxii] Llama la atención que solo se señalen publicaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
[xxiii] Gul, Faruk; Wolfgang Psenderfer, “The case for Mindless Economics”, págs. 7 y 8, November 2005, Princeton University, bajado del internet en fecha desconocida. Traducción mía.
[xxiv] Gul y Psenderfer, ídem. Entonces mi pregunta es la siguiente: ¿Estamos mejor con globalización ó sin ella?
[xxv] Held, David: “Cosmopolitismo. Ideales y Realidades”, Alianza editorial, 2010, págs. 139-175
[xxvi] Con relación a esto Held habla enfáticamente: “El orden multilateral surgido de la postguerra se tambalea. Con el surgimiento del nacionalismo y del unilateralismo en la política exterior de los Estados Unidos, la falta de acuerdo en la UE y el creciente peso de China, India y Brasil en los foros económicos mundiales, parecen estar moviéndose las placas tectónicas de la política. Para hacer frente a una serie de retos globales hace falta un sistema de decisiones mundial claro, eficaz y responsable; y, sin embargo, la capacidad colectiva para abordar estas cuestiones despierta ciertas dudas”. (Held, pag. 154)
[xxvii] Estas fuerzas son: la infraestructura cambiantes de las comunicaciones vinculadas a la informática; desarrollo de los mercados mundiales de bienes y servicios; los movimientos migratorios; final de la Guerra fría y los valores democráticos; la aparición de un Nuevo tipo de sociedad civil, pág. 145. Otras fuerzas impulsoras que señala son el consenso de Washington y la agenda de seguridad de Washington, que han empujado una perniciosa idea del papel del gobierno como objeto de desconfianza y que la aplicación de regulaciones amenaza la libertad, impide el desarrollo y el bien. Más adelante señalara la desaparición de estas creencias como punto importante en la creación de un nuevo orden institucional global. (Held, pág. 146 y ver pág. 149, 160 del mismo texto).

[xxviii] La inmigración dominicana a Nueva York es descrita por Portes de la siguiente manera: “La comunidad inmigrante dominicana en la ciudad de Nueva York se caracterizó hasta hace poco como un gueto de clase obrera compuesto en su mayor parte por inmigrantes ilegales, trabajando por salarios en condiciones de explotación y en ocupaciones de en los servicios de baja categoría…la ciudad dentro de la ciudad que uno encuentra en Washington Heights en Nueva York, con sus múltiples restaurantes y tiendas étnicas, periódicos en español y agencias de viajes es, en gran medida, una creación dominicana construida por la fuerza de las habilidades traídas de la Republica dominicana, el fácil acceso a una fuerza laboral de salarios bajos, y el desarrollo del crédito informal….Nueva York es la sede de varias agencias financieras (llamadas ‘financieras’) registradas formalmente como dominicanas pero que además son redes de operaciones de crédito informal que conceden crédito, con poco o ningún papeleo. El capital procede de los beneficios del tráfico de drogas, pero también de empresas étnicas establecidas y de los ahorros de los trabajadores, que obtienen tasas de interés más altas en las redes de financiación étnicas que en los bancos. Estas fuentes son reforzadas por la fuga de capitales de la República Dominicana. El dinero circula dentro de las redes de la comunidad y está disponible para la creación de empresas porque se confía plenamente en que los receptores paguen la deuda. Esta expectativa se basa, primero en la reputación del receptor, y en segundo lugar en la rápida represalia contra los que no pagan. El castigo puede incluir medidas coercitivas, pero es más frecuente que se base en el ostracismo en los círculos de negocios étnicos. Fuera del enclave inmigrantes, los dominicanos tienen muy pocas oportunidades que no sean trabajos precarios y mal pagados” (Portes, 2012, pág. 30)
[xxix] Léase, Lozano, Wilfredo: “Después de los Caudillos. Ensayos sobre política y Sociedad en la República Dominicana Contemporánea”. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Secretaria General. Ediciones Librería la Trinitaria, 2002, Págs. 41-45.
[xxx] Sociólogo dominicano.
[xxxi] Presidente constitucional de la RD, periodo 1978-1982.
[xxxii] Et. Al, “Contribución a la historia de la Sociedad Civil” MUDE, Alianza ONG, CIES, 2010. Págs.
[xxxiii] Entrevista con el sociólogo dominicano Leopoldo Artiles, a propósito de la investigación “Contribución a la Historia de la Sociedad Civil”, fecha desconocida.