lunes, 3 de octubre de 2011

Anatrella, Tony; El sexo olvidado, Editorial Sal Terrae, 2da Edicion, 1994, pag. ?


Anatrella, Tony; El sexo olvidado, Editorial Sal Terrae, 2da Edicion, 1994, pag. ?
Dice Anatrela:

"El vacío subjetivo

... En los años ochenta, los años del vacío, del «bluf», de la filosofía
del desprecio, de los pseudo-luchadores y pretendidos ganadores,
de los «yuppies», de la sociedad espectáculo, de la caridad
escandalosa, de la sexualidad en cómic, fría y catódica,
en que no hay sino nulidades, como los describe Eric Rochant
en su película Un monde sans pitié, había que darse una apariencia
relacional con el «look», es decir, una imagen sin palabras
cuyo contenido importaba poco. Ante el vacío afectivo
(fracasos, ruptura, soledad), el vacío de los valores, el vacío
político, el vacío cultural..., se quisieron recuperar los sueños
de los años cincuenta, a partir de los cuales nacieron los treinta
gloriosos y cuyos modelos relaciónales hoy se encuentran en un
«impasse».

La relación de pareja, al no estar anclada en un humus
afectivo, ha sido una de las relaciones más frágiles. Una relación
superficial, en la que al uno le es indiferente el otro, en la que
se teme declarar un amor para siempre, como si amar fuera
vergonzoso, estuviera pasado de moda o reservado a los adultos
con los que no querían integrarse. Algunos, que a pesar de todo
querían casarse, experimentaban malestar ante la idea de anunciárselo
a sus amigos: «Yo tenía la impresión de traicionarlos
o de cambiar de campo, de hacer algo indebido, de que no me
tomarían en serio. Me sentí obligado a casarme casi a escondidas,
invitando al juzgado sólo a mi familia más próxima.
Habría querido casarme en la iglesia, pero si los demás lo hubieran
sabido, mi matrimonio habría cobrado demasiada solemnidad.
Preferí la discreción para no decepcionar a los de mi
generación» (Xavier, veintisiete años). También hemos asistido al progresivo empobrecimiento del contenido afectivo de las relaciones, a su desplazamiento hacia una regresión a las formas menos elaboradas de la ternura y
hacia una sexualidad primitiva, incapaz de inventar nuevos gestos
amorosos diferentes de los de la sexualidad infantil.

A veces algunos se conforman con intentar reproducir las
imágenes aprendidas de las revistas especializadas, repletas de
hombres y mujeres de papel; la «imagosexología» sustituye al
imaginario atrofiado de las sobremediatizadas mentes contemporáneas. El resultado de este modelo es haber llevado al desencanto
de lo que se esperaba a través del sexo. La vida interior
está insuficientemente ocupada, con una sensación de vacío
recurrente, obsesionante. Cada vez son más numerosas las personas
habitadas por las imágenes mediáticas, el sonido de los
«walkmans» y las vibraciones de los «videoclips»; pero, una
vez liberadas de estos cerebros auxiliares, ¿qué les queda de su
propia interioridad? En muchos casos se llega a la afasia".

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